La foto de La Costeña, culpa de la empresa

Orinan en productos próximos a enlatarse, lamen pizzas antes de empacarlas y enviarlas a domicilio, avientan alimentos al piso y lo maltratan antes de servirlo. Incluso, en tiendas de animales, maltratan y matan hamsters y encima graban sus hazañas en video.

Son los llamados empleados tóxicos, que se caracterizan por ganar bajos salarios, jóvenes, antisociales, pero sobre todo, sin capacitación alguna sobre cultura corporativa. La semana pasada, se difundió una foto de dos empleados de La Costeña, esa empresa próxima a cumplir 100 años y con distribución a 50 países de todo el mundo, que orinaban sobre chiles jalapeños.

Ante esta crisis de imagen, la reacción de la empresa fue inmediata pues emitieron un comunicado muy conciso, ofrecieron disculpas a los consumidores y dieron una explicación sobre el destino de los empleados. Ahí todo bien, aunque desde nuestro punto de vista, hubiese sido más favorable publicar el nombre de estos desadaptados.

Sin embargo, esta grave crisis de imagen se pudo evitar si La Costeña hubiese aplicado o seguido pasos elementales de cultura organizacional:

• Comportamiento: Cursos de actitud, motivacionales o pláticas de comportamiento, lo que permite aminorar la ambigüedad en la conducta de los trabajadores al crear un entorno estable y sobre todo, predecible.
• Motivación: Los valores de La Costeña deben generarle a los empleados compromisos con metas relevantes; además, impulsan la cooperación y facilitan el compromiso con algo mayor que los intereses propios del empleado, como orinar en plena línea de producción.
• Integración: La empresa, más allá de una simple travesura de dos de sus empleados, no tomó en cuenta los problemas de integración a los que pudieron someterse estos jóvenes. Como dicen en los corporativos, sobre todo del norte del país: “todo se soluciona con una carne asada”.

Estos elementos básicos de cultural organizacional, valoran a empleados que creen que no son importantes en una línea de producción o que creen que no se les respeta o incluso que no se les otorga el reconocimiento que creen merecer.

Otro punto adicional es el comportamiento de los capataces. Los empleados despedidos pasaron sobre su autoridad, lo que deriva en un falso control de La Costeña hacia sus empleados. En resumen, buena comunicación al exterior sobre todo en una situación de crisis, pero lamentable en términos de comunicación interna y cultura corporativa.