Corea del Norte, oro en Relaciones Públicas y Diplomacia; EEUU, se lleva la plata
Por Eneas Mares
@eneasmares
En anteriores entregas hemos dado a conocer en este mismo espacio cómo se traducen las campañas o estrategias de Relaciones Públicas en términos económicos y el ahorro que generan implementar estas estrategias vs la publicidad tradicional o las pérdidas irreparables que representa diseñar una campaña fallida.
Hoy acabaron los Juegos Olímpicos de Invierno 2018 que se celebraron en Pyeongchang, República de Corea, y las noticias más importantes, alternas a los propios resultados deportivos de los atletas, fue el comportamiento diplomático de Corea del Norte y de Estados Unidos.
Para cautivar al mundo, el líder norcoreano, Kim Jong-un, eligió a su mejor arma propagandística y de Relaciones Públicas: su única hermana, Kim Yo-jong, a quien los medios de comunicación occidentales la llamaron de inmediato "Ivanka de Corea del Norte", comparando su influencia que tiene Ivanka Trump sobre su padre, el presidente Donald Trump.
Kim Yo-jong fue seguida de cerca por los medios de comunicación durante su visita de tres días a República de Corea, sin hablar en público y acompañada de una sonrisa helada, superando por mucho la atención diplomática al enviado de Trump para la inauguración de los Juegos Olímpicos, el vicepresidente Mike Pence, quien llegó a Seúl con un mensaje agotado y arcaico de que Estados Unidos continuaría incrementando las "sanciones máximas" hasta que Corea del Norte desmantele su arsenal nuclear.
Por el contrario, Kim entregó mensajes de reconciliación y una invitación inesperada de su hermano hacia su vecino del sur, por lo que el presidente surcoreano, Moon Jae-in, visitará Pyongyang en algunos días.
Además, su imagen ante el mundo causó furor. Especialistas analizaron su peinado y su vestimenta discreta y minimalista, su maquillaje sobrio e incluso comentaron sobre las pecas en las mejillas de esta diplomática que se cree tiene 31 años y que su puesto en el gobierno de su hermano no podría ser más elocuente: Directora del Departamento de Propaganda y Agitación del Partido de los Trabajadores de Corea.
En la ceremonia de inauguración del pasado 8 de febrero, el equipo olímpico coreano unificado recibió una ovación de pie cuando ingresaban al estadio, mientras que el vicepresidente Pence y su esposa permanecieron sentados y sin aplaudir, lo que fue terriblemente irrespetuoso para los atletas y su anfitrión, el presidente Moon Jae-in.
Por su parte, la hija de Donald Trump, Ivanka, de 36 años, asistió hoy a la clausura de los Juegos Olímpicos, que tiene mucha menor influencia e impacto que el fervor que provoca una inauguración en el ánimo de la gente. Ivanka, utilizada para suavizar el mensaje del presidente de Estados Unidos frente a los votantes republicanos más progresistas, fue enviada para abogar por la agenda estadounidense en la península coreana. Después de su cena con el presidente Moon Jae In el viernes pasado, Ivanka repitió que su país ejercería una máxima presión sobre el régimen de Kim Jong-un, lo cual no fue bien recibido por el anfitrión pues tiró sus esfuerzos diplomáticos de días anteriores por la borda y su posible búsqueda para conseguir el Premio Nobel de la Paz.
Lo que hicieron los expertos en Relaciones Públicas de la Casa Blanca en tres días de visita de Ivanka Trump en Pyeongchang, fue presentarla como una versión más accesible de la administración de su padre e incluso tratar de corregir los errores en términos de imagen que cometió Pence: aplaudió a los atletas coreanos durante la clausura, asistió a competencias para apoyar a sus compatriotas y continuó vistiéndose de manera discreta, con su propia línea de ropa que es de precios accesibles o de minoristas de moda rápida como Zara.
Retomo lo publicado ante estas comparaciones por Business Insider y Newsweek: Debido a que Kim y Trump son poderosas parientes femeninas de líderes masculinos que muchos perciben como agresivos, es fácil asociarlas mentalmente.
Hacer comparaciones entre Ivanka Trump y Kim Yo-jong es útil para comprender la manera en la que los gobiernos venden propaganda y promueven ciertas narrativas políticas. Hacer un seguimiento de cómo el mundo percibe a Trump y a Kim es en muchos sentidos necesario, ya que dos gobiernos encabezados por líderes autoritarios intentan obtener ventaja internacional.